Padres de alumnos de dos colegios de Valencia denunciaron ayer la situación de «degradación» que sufren las instalaciones de estos centros.El colegio público San Juan de Ribera, el primero de ellos, tiene sus clases divididas en dos edificios. Los alumnos de cuatro cursos de primaria acuden a un inmueble de la calle Cirilo Amorós, cuya puerta de entrada «fue declarada en ruinas hace unos diez años. Los niños tienen que entrar por la parroquia de San Andrés y jugar en un patio de manzana con techos de uralita», lamentó Carmen Ribelles, directora del centro.
El resto de clases están en un bajo de la calle Maestro Gozalbo, «que sufre una humedad grandísima».
En el colegio San Fernando, los niños hacen el recreo «en el patio de vecinos de las fincas colindantes (pueden caer objetos desde las ventanas) y tiene más de un 80% de alumnado inmigrante», comentaron los padres. «También faltan profesores».
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